Las redes sociales se han convertido en los principales medios para la difusión de contenido, opinión e influencia en la actualidad. La evolución de los algoritmos que rigen estas plataformas son capaces de registrar y monitorizar las preferencias individuales, favoreciendo a la aparición de comunidades con intereses afines. Estas características hacen de las redes sociales el entorno ideal para la difusión de desinformación, información falsa o extremismo, pudiendo contribuir a la radicalización y polarización de la sociedad.
En este último episodio de nuestra serie sobre Psicología Social analizaremos cómo el extremismo online generado en redes sociales puede derivar en la aparición de actos radicales, tomando como ejemplo el asalto al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021.
Planificación del asalto en foros online y redes sociales
Los eventos ocurridos en la sede del Congreso estadounidense el 6 de enero de 2021 son un reflejo del impacto en el mundo físico que puede generar el extremismo online. La victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre de 2020 suscitó la aparición de teorías de la conspiración que denunciaban un supuesto fraude electoral. Las redes sociales actuaron como lanzadera de estos mensajes desinformativos y erróneos. La desconfianza hacia el sistema electoral, mostrado por parte de un sector de la población estadounidense afín a la retórica del expresidente Donald Trump, era visible incluso meses antes de que se celebraran las elecciones. Tras los comicios, el entonces presidente en funciones tuvo un papel clave en promover la teoría del fraude electoral.
Entre sus más activos seguidores se encontraban miembros de grupos de extrema derecha como Proud Boys, QAnon o Three Percenters, que llevaban meses difundiendo teorías de la conspiración, desinformación y mentiras a través de plataformas de mensajería como Parler o Telegram.
En las semanas previas a la ratificación de Joe Biden como Presidente de los EEUU, estos grupos se organizaron online para manifestarse frente al Capitolio en un intento de frenar el nombramiento. En la mañana del 6 de enero de 2022, horas antes del asalto, Donald Trump llevó a cabo un mitin en Washington DC en el que incitó a los asistentes a marchar al Capitolio.
Consecuencias físicas del asalto
A pesar de que el asalto fue orquestado principalmente a través de las redes sociales, sus consecuencias tuvieron efectos principalmente en el plano físico. Además de los daños producidos, valorados en 2,7 millones de dólares, el ataque ocasionó multitud de heridos y la muerte de una manifestante. Las consecuencias podrían haber sido peores de no haberse descubierto varios artefactos explosivos en las inmediaciones del Capitolio.
Casi dos años después, y al borde de unas disputadas elecciones legislativas en Estados Unidos, el papel que juegan las redes sociales en la difusión de desinformación continúa siendo un tema vigente. Los hechos ocurridos el 6 de enero de 2021 son un ejemplo de cómo las redes sociales pueden afectar a la cohesión social y poner en riesgo incluso los valores democráticos.
Esta realidad nos debe alertar de los riesgos que pueden derivarse del uso inadecuado de las redes sociales. Como sociedad y como individuos, debemos ser conscientes de que los discursos de odio y extremistas que se promueven con creciente asiduidad en redes sociales pueden fácilmente afectarnos en nuestra vida real, obligándonos a reflexionar sobre el uso que hacemos de ellas y cómo nos influencian en nuestra rutina diaria.