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¿Qué cualidades tiene un programador senior?

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En el pasado Codemotion 2017 asistí a una ponencia de Luis G. Valle donde nos invitaba a reflexionar sobre lo que lo que se entiende por ser senior. En todas las empresas hay programadores senior, pero no todas entienden de la misma manera lo que significa esta distinción.

En la actualidad la industria acepta algunos factores como válidos para catalogar a alguien como senior:

  • El titulo en Linkedin. El autoproclamado así en su curriculum o que alberga en su experiencia una etapa en dicho puesto (aunque aceptara en su momento una oferta de trabajo que decía “Se buscan programadores senior con al menos 1 año de experiencia para importante empresa en el sector” ) es aceptado como tal solo por el hecho tenerlo en su Linkedin.
  • Ser más caro. El kilo de carne de programador es más caro si la carne es senior y no junior y curiosamente en el tipo de empresa que solo revende programadores todos son senior…
  • Escribir código que nadie entiende. Algunos se consideran programador senior por escribir código que solo ellos comprenden y encima alardean de ello.
  • Años de experiencia. El hecho de albergar muchos años de experiencia tambien es un motivo suficiente en la industria para catalogar como senior a un programador.

Para ilustrar lo que Luis considera ser senior, que, por supuesto no es todo lo anterior, nos puso como ejemplo el caso del médico Ignaz Semmelweis:

Nació en 1818 en Budapest y se doctoró en obstetricia en 1840, comenzando sus prácticas como ayudante en el hospital de Viena donde sus funciones como médico junior eran las de examinar pacientes, supervisar partos, preparar las visitas al médico, enseñar a otros estudiantes y mantener el archivo e historial clínico.

En el siglo XIX se establecieron por toda Europa hospitales gratuitos en los que, las mujeres ahí atendidas, como cambio, aceptaban ser estudiadas, lo que lo hacia muy atractivo para las mujeres más pobres de la época. El hospital de Viena estaba organizado en dos secciones de maternidad.

Una primera clínica con médicos y estudiantes (donde trabajaba Semellweis) y otra con matronas y sus alumnas. Semellweis comenzó a trabajar y observó algo curioso: en la primera clínica morían un 33% de las mujeres, mientras que en la segunda la mortalidad era de un 4%. Esto era sabido incluso por las pacientes, pues la admisión se realizaba en días alternos en cada clínica y las mujeres que tenían que dar a luz en la primera clínica, rogaban de rodillas no hacerlo; preferían incluso dar a luz en la calle, pues la mortalidad era menor que en el hospital.

Semellweis decidió llegar al fondo del asunto. Recabó datos y archivos del hospital, analizó los mismos, realizó tablas estadísticas y comenzó un proceso de eliminación de las posibles causas. Las dos clínicas utilizaban el mismo hacinamiento, los mismos procedimientos y el mismo instrumental., sopesó factores como la temperatura, la presión atmosférica e incluso la presencia de varones, pero tuvo que descartar todas ellas. La única solución podía estar en las personas, así que su teoría decía que las mujeres que eran tratadas por médicos y estudiantes enfermaban más, lo que puso a la comunidad en contra de él. Pero ocurrió una casualidad y es que un médico amigo suyo enseñando a sus alumnos sobre como realizar una autopsia, se cortó con una bisturí con el que realizaban disecciones y unos días después murió. Cuando examinaron el cadáver se dieron cuenta que presentaba las misma fiebres que las mujeres que daban a luz en la clínica.

En aquella época era habitual que los médicos y estudiantes de medicina atendieran a partos después de haber estado realizando autopsias en la sala de cadáveres.

Semellweis publicó sus conclusiones y pidió que se instalaran lavabos en la primera clínica para que pudieran lavarse las manos antes de atender a las mujeres, pero su petición fue rechazada, pues chocaba con los prejuicios de la sociedad clínica de la época y fue expulsado del hospital. No fue hasta 20 años más tarde con los estudios de Luis Pasteur sobre microbios, cuando por fin se entendiera lo que estaba pasando y se instalaran lavabos en los hospitales por todo el mundo.

Semellweis, pese a ser más joven y tener menos conocimientos técnicos, presentó una actitud más madura y comprometida con su trabajo. No tuvo miedo a enfrentarse a la sociedad de la época y alzar la voz,  aportó datos para respaldar su afirmaciones y cuestionó los procesos que lo rodeaban. Semellweis fue más senior que el resto de los médicos.

Sin duda un ejemplo fantástico.

Al final, senior significa madurez. Lo que se espera de un programador senior es que tenga una actitud y una forma de trabajo maduras, pues un día no te acuestas como Junior y al otro te levantas siendo Senior. No es el que más sabe, si no el que ha comprendido que no importa cuanto sepas, pues siempre hay alguien que sabe más que tu. Pero tampoco tienen problema con eso, pues lo importante es aportar valor a tu empresa, influenciando a la organización en el campo de la tecnología y mejorando los procesos y a las personas que les rodea.

Finalmente, Luis en su charla,  considera cuatro principios básicos fundamentales en un programador senior:

  • Fiable. Debe ser alguien en quien el resto puede confiar,  por ejemplo, si tiene asignada una tarea para el viernes, ese día estará finalizada y si por algún motivo no pudiera ser, varios días antes habrá informado para poder planificar con antelación.
  • Responsable. Todos cometemos errores y lo que demuestra madurez es reconocerlo, lo importante es la forma de afrontarlos y aprender de ello. Hay que ser responsable en todos los ámbitos, no hay esperar a que algo se rompa para arreglarlo, si no actuar pro activamente. Hay que pensar que nosotros contribuimos en mayor y menor grado a las decisiones de nuestra empresa y por lo tanto ser responsables de las mismas.
  • Flexible. No debe ligar su carrera a una única herramienta, manteniéndose actualizado en sus conocimientos y adaptándose a las necesidades técnicas.
  • Pragmático. Ningún software es perfecto y no solo hay que escribir código. Hay que conocer el destino objetivo, nuestras propias habilidades, las herramientas, el contexto y utilizar todo esto para realizar el mejor producto posible. Hay que encontrar el equilibrio entre perfección y productividad. Es importante escribir código de calidad, pero también entregar trabajos en tiempo y forma.
  • Influyente en su organización. Todos los buenos programadores lo son, en parte por escuchar y aprender de sus compañeros, dar ejemplo con su actitud, enseñar a los demás y ayudarlos a crecer, y cuestionar los procesos aportando datos y presentando soluciones, en definitiva mejorar la cultura de su empresa.

¿Tú qué opinas? ¿Te consideras senior en tu trabajo?

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