El ser humano siempre ha demostrado sentir una gran inquietud acerca del futuro y ha tratado de reducir la incertidumbre que éste provoca mediante presagios, augurios y predicciones desde la más remota antigüedad. Por fortuna, hoy en día no es necesario acudir al Oráculo de Delfos, basta con aplicar la prospectiva estratégica.
¿Qué es la prospectiva estratégica?
En palabras de Tomás Miklos (2007, p. 56), la prospectiva se podría definir como “el esfuerzo de hacer probable el futuro más deseable”. Esta disciplina asume que el futuro no es único, sino múltiple, por lo que es necesario analizar las diferentes alternativas de futuro con el objetivo de elegir una (la más deseable) para construirla desde el presente.
En este sentido, la prospectiva estratégica es un pensamiento estratégico y metodológico, una actitud hacia la problemática del futuro que garantiza una ventaja competitiva de anticipación y disminución del riesgo. Y es que actualmente, esta metodología es de vital importancia en un entorno global y complejo donde empresas y gobiernos deben tomar decisiones a medio y largo plazo.
¿Por qué es necesaria la aplicación de esta metodología?
Estas decisiones se ven a menudo afectadas por una gran incertidumbre, que a día de hoy es todavía mayor debido a la situación de crisis provocada por la epidemia de COVID-19 y por el gran reto que supone la regeneración económica de aquellos sectores que se han visto afectados por la pandemia y por las consecuencias que ésta ha traído consigo. La aplicación de esta metodología ayuda a reducir dicha incertidumbre.
¿Cómo desarrollar una metodología prospectiva?
El objetivo de este método, cuyo referente principal es Michel Godet (economista francés y experto en prospectiva estratégica), es buscar los escenarios más probables de entre todos los posibles futuros, para así poder elegir aquel que resulte más deseable en función de los intereses de la organización, empresa o gobierno que realice este análisis.
Estos escenarios o alternativas de futuro, son el resultado de un amplio y detallado estudio que comienza con la identificación de los elementos clave que configuran el sistema escogido para el análisis (un conflicto, un sector empresarial, un mercado, una crisis o cualquier otro ámbito que resulte de interés).
Los elementos principales que conforman un sistema son las variables y los actores. Por lo que el primer paso consiste en determinar cuáles son esas variables y analizar cómo se relacionan entre sí. A continuación, se realiza el mismo procedimiento con los actores, identificando además los fines y los medios con los que cuenta cada uno de ellos.
Como resultado de la interacción entre los actores y las variables del sistema surgen los eventos, cuya única característica es la de producirse o no producirse. En este sentido, los diferentes escenarios estarán definidos en base a unos eventos que tendrán lugar y a otros que no se producirán. Así pues, la clave consiste en determinar la probabilidad de ocurrencia de cada evento. Para ello no sólo se tiene en cuenta el trabajo previo realizado sobre las variables, los actores y los propios eventos, sino que éste se complementa con un cálculo matemático que determina las probabilidades de los escenarios.
Finalmente se analizan los escenarios más probables teniendo en cuenta aquel que represente el futuro deseado y se diseñan líneas de acción orientadas a la consecución de dicho escenario.
Caso práctico
Pese a la complejidad que entraña a primera vista, el proceso se entiende mejor a través de un ejemplo:
“En el marco de un conflicto entre dos países (A) y (B), ambos serían considerados actores. El apoyo internacional, la independencia energética o las alianzas con otros Estados, serían algunos ejemplos de variables. El control del territorio, la destrucción de infraestructuras críticas o la ocupación de posiciones estratégicas serían eventos. De este modo, para el país (A), el escenario deseable es ganar el conflicto, algo que podrá suceder si mantiene el territorio bajo su control, si cuenta con apoyo internacional y si consigue mantener a salvo sus posiciones estratégicas. Es decir, la victoria es el producto de una determinada interacción entre actores y variables que da lugar a ciertos eventos, cuya probabilidad de ocurrencia configura los distintos escenarios”.
Ámbitos de aplicación para la prospectiva estratégica
La prospectiva estratégica está orientada hacia el estudio del futuro a medio y largo plazo, por lo que en un horizonte temporal de entre 10 y 15 años es cuando se pueden obtener los mejores resultados. Pese a que en sus orígenes estuvo muy vinculada al ámbito de la Inteligencia a nivel estatal, pronto se advirtió el enorme potencial de la prospectiva estratégica en el sector privado, ya que el uso de esta metodología no está limitado en función del carácter público o privado de la organización, ni lo está en función del tamaño o sector al que esté orientada.
Inteligencia Competitiva y Ciberinteligencia
Actualmente, su aplicación en áreas como la Ciberinteligencia y en otros entornos como una pandemia o una crisis económica, es cada vez más frecuente y los expertos apuntan hacia el aumento en la demanda de este tipo de servicios por parte de las empresas. No obstante, es en la Inteligencia Competitiva donde ha demostrado aportar un valor diferencial, disminuyendo el riesgo y dotando a la empresa de una ventaja competitiva esencial para alcanzar sus objetivos, pues proporciona al decisor la oportunidad de anticiparse y reducir la incertidumbre, pudiendo desarrollar una línea de acción acorde con el futuro deseado.
REFERENCIAS
GODET, Michel. De la anticipación a la acción. Manual de prospectiva y estrategia. Pagés i Buián, Emilia y Gavaldá, Jaime (trad.). Barcelona: MARCOMBO, S.A., 1993. 380 p. ISBN: 84-267-0924-9.
GODET, Michel. Prospectiva Estratégica: problemas y métodos. Durance, Philippe (col.). Donostia-San Sebastián: Prospektiker, 2007. 105 p.
MIKLOS, Tomas. Planeación prospectiva: Una estrategia para el diseño del futuro. México: Limusa: Centro de estudios prospectivos Fundación Javier Barros Sierra, 2007. 204 p. ISBN-13: 978-968-18-3848-5.
