El consumo de tiempo medio empleado a diario por persona en las redes sociales a nivel mundial ha ido aumentando progresivamente. En el año 2012 una media de 90 minutos por persona, en el año 2020 se alcanzó 145 minutos diarios por persona. Un aumento considerable (Statista 2022). Además, los algoritmos en las redes sociales han ido evolucionando con el consumo, cada vez están más preparados; son capaces de monitorizar, anotar y registrar las preferencias de una persona para ofrecerle el contenido que más se adecue a sus necesidades. Pero, qué sucede cuando este contenido es extremista, incita al odio o es perjudicial para el conjunto de una sociedad.
Algorithms
Desde el punto de vista de los algoritmos en las redes sociales no hay diferencia en el contenido de interés. Si por ejemplo, te interesa conocer contenido relacionado con el terraplanismo, el algoritmo te irá ofreciendo publicaciones y comunidades que afirmen tu opinión. Al igual que cuando te interesa el deporte y el algoritmo te ofrece complementos alimenticios y zapatillas de última generación.
El resultado es un entorno de comunicación en el que la dieta informativa de un individuo se limita casi exclusivamente a los prejuicios y preferencias de las personas a las que ha sido guiado algorítmicamente.
Formica, T (2020)
Radicalización de Comunidades
En la actualidad, la industria de las redes sociales a menudo adoptan procedimientos voluntarios de autorregulación para responder a la violencia extrema o la radicalización de comunidades. Ya que los algoritmos están programados para mantener a los usuarios anclados en comunidades que maximizan las ganancias. Y por su parte, la psicología humana amplifica el problema.
Se sabe que, cuando un individuo entra en contacto con una comunidad extremista de su interés, aparece un efecto conocido como el efecto de pensamiento de grupo. La individualidad de cada persona se ve reducida por el conformismo. Llevando a un cambio en el comportamiento u opiniones de una persona como resultado de la presión real o imaginaria de un grupo de personas. Además, una vez que es fiel a una comodidad cualquier disonancia o información que rompa sus ideas preconcebidas es; desacreditada y descartada en búsqueda de la coherencia ideológica.
Comunicación y distancia emocional
Estas comunidades extremistas creadas en el espacio digital. En ocasiones se encuentran encerradas en un combate digital perpetuo. Ninguna de las partes se pone de acuerdo sobre hechos básicos ni se perciben como conciudadanos bien intencionados. Aumentando así, la distancia emocional entre los individuos que se encuentran en guerra en línea y deshumanizando al oponente.
La distancia emocional y física entre el agresor y el objetivo son dos de las inhibiciones naturales más potentes que los seres humanos tienen contra la violencia a miembros de nuestra propia especie. Los militares, por ejemplo, realizan un esfuerzo importante en desensibilización para hacer que sus propios soldados vean al enemigo como menos que humano. Desafortunadamente, las redes sociales pueden cumplir la misma función para los grupos extremistas en guerra en línea.
Ejemplificando cómo funcionan los Algoritmos en las Redes Sociales
El otro día una compañera, también especialista en Análisis de Inteligencia, me compartió un minijuego llamado We Become What We Behold creado por Nicky Case. El juego, que dura aproximadamente 5 minutos, analiza cómo las redes sociales magnifican las pequeñas diferencias hasta convertirlas en monstruosidades. Esto me permitió reflexionar sobre los efectos a los que nos vemos sometidos cuando utilizamos las redes sociales y cómo no somos conscientes de ellos.
En los próximos días, en nuestras redes sociales, iremos publicando cortes del juego. Para así ejemplificar los efectos que hemos ido describiendo en este artículo y que se irán profundizando más adelante en próximas entradas.
